¿Cómo se logra que un producto altamente codiciado mantenga su precio bajo? ¿Cómo se logra que la demanda de un producto sea mayor a la producción actual sin afectar el precio? Puede haber solo una respuesta: manipulación a través de ventas ficticias “en blanco” en COMEX (por sus siglas en inglés, Bolsa de comercio de bienes tangibles; la bolsa más grande del mundo en Nueva York). La lección básica dice que cuando el consumo excede la producción, el precio debe subir. Entonces, ¿por qué la plata es la excepción?
En el comercio moderno, la plata material nunca cambia de manos y, por consiguiente, se negocia en volúmenes mayores a los volúmenes reales. Parecido al sistema del pasado cuando se comerciaba escribiendo en una tablilla con tiza, aquí también los artículos se intercambian activamente y se acreditan en las cuentas de ambos lados. Sin embargo, nadie quiere en realidad guardar la plata y, por lo tanto, la fecha de vencimiento nunca se alcanza. La plata es un metal pesado y voluminoso, tendría que ser transportada a algún lugar y también almacenada de forma segura. Todo esto costaría mucho dinero extra.
Es por eso que en los comercios de futuros, los actores del mercado de valores se conforman con tener un documento que dice: Usted ha comprado diez barras de plata y puede retirarlas en un determinado lugar en cualquier momento. Si el precio de la plata sube, esta persona vende el recibo con una ganancia a otra persona.